===== PUECH PRÍNCIPE DAS TREVAS ===== [[gnosticismo:puech:start|Henri-Charles Puech]] — O Príncipe das Trevas em seu reino Excerto (sem notas) de "Satán — estudios sobre el asdversario de dios", trad. Luis Miguel Rodríguez Condál. === EL PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS EN SU REINO === ¡Líbrame de esta nada profunda, del abismo tenebroso que es consunción total, que sólo es torturas y heridas hasta la muerte, y en donde no se hallan ni valedor ni amigo! Nunca, nunca, jamás, se encuentra allí salvación. Todo son tinieblas..., todo son prisiones; no existe salida, y se maltrata a todos los que allí llegan. Árido por la sequedad, abrasado por el viento tórrido, no se encuentra allí verdor alguno. ¿Quién me liberará de todo agravio, y quién me salvará de esta infernal angustia? Y me lamento: «¡Líbrame y también a las criaturas que se devoran entre sí! Y los cuerpos humanos, los pájaros del espacio, y los peces de los mares, las bestias y los demonios, ¿quién me apartará y liberará de los infiernos destructores sin rodeos ni salida? (Salmo maniqueo de Turfan) En el maniqueísmo existe una innumerable profusión de demonios o entidades maléficas ([[gnosticismo:gnose:arcontes:start|Arcontes]], potencias de las tinieblas, devan o devs, yaksas, peris, razan, mazandaranes, abortos, etc.). Sin embargo, esta constelación infernal viene encuadrada entre varias categorías, sin que esta abundancia signifique la ausencia de cierta jerarquía. Del conjunto, emerge y domina, la figura de un jefe, de un archidemonio que es al mismo tiempo un antidios y que, en sus formas más simples, o mejor, más primitivas, del sistema, lleva el nombre siniestro y prestigioso de «rey» o «príncipe de las tinieblas». La mejor y más completa descripción de esta suprema encarnación del mal, de este diablo, o, al menos, de este equivalente del Satán cristiano, la dan lo mismo maniqueos en los capítulos XXVII y VI de sus Kephalaia, colección de diálogos —reales o supuestos— de [[gnosticismo:escolas-gnosticas:mani:start|Mani]] con sus discípulos, descubierta en 1931 en Egipto por Medinet Madi, al mismo tiempo que otros escritos de la secta traducidos igualmente al copto subacmimico. Dado que, la singularidad de los textos, la artificiosa composición del segundo de ellos, sus lagunas, la oscuridad de algunos de sus detalles, pueden desconcertar al lector, acompaño su ti aducción con una especie de comentario general que espero bastará, por muy sucinto que sea, para disipar la mayoría de las dificultades, y que, con la ayuda de trazos paralelos o nuevos, completará el retrato del personaje. He aquí primero el Kephalaion XXVII titulado «Sobre las cinco formas del príncipe de las tinieblas»: De nuevo, estando sentado en medio de la asamblea, el apóstol dijo a sus discípulos: «En lo que concierne al príncipe que está al frente de todas las potencias de las tinieblas, cinco formas se encuentran en su [[biblia:figuras:cuerpo:start|cuerpo]], según la forma del sello de las cinco criaturas que están en los cinco mundos de la oscuridad. Su cabeza tiene la forma de un león surgido del mundo del fuego; sus alas y espaldas tienen el aspecto (de las) de un águila, acorde con la imagen de los hijos del viento; sus manos y sus pies son demoníacos, con la figura de los hijos del mundo del humo; su vientre tiene el aspecto de una serpiente, imagen de los hijos del mundo de las tinieblas; su cola, la de un pez que pertenece al mundo de los hijos del agua. En él se encuentran estas cinco formas, que descienden de las cinco criaturas de los cinco mundos de las tinieblas. Si así lo quiere, camina a dos pies (...) del mundo del humo. Cuando lo desea (...) a cuatro (...) con sus manos y sus pies (...) a la manera de los hijos del fuego. Si quiere se eleva por medio de sus alas a modo de los hijos del viento. Si así lo desea, se sumerge en las aguas como los hijos del agua. Y si quiere, repta sobre su vientre del mismo modo que los hijos de las tinieblas. Estas cinco formas se hallan en él. Además posee tres (cosas). La primera: (...) sus poderes (...). La segunda: (...) sus conjuros. Si quiere, se conjura a sí mismo y se oculta a sus poderes. Si le place, se manifiesta con ellas y hiere y mata con su magia. Se sirve de su palabra, que emite a menudo, como de un hechizo. La tercera (propiedad) es que su cuerpo es tan sólido que (...) todos los dientes y uñas de sus poderes no pueden penetrarlo. Todos los cuerpos de hierro y de cobre no tendrán ningún poder sobre él; no podrán destruirlo, pues ha sido formado y labrado por el pensamiento insensible (¿insensato?) de la materia, madre de los demonios y de los espíritus malignos. También posee otras tres (cosas). Cuando lo desea, su fuego quema (?) y todo su cuerpo se convierte (...) en fuego. Cuando quiere emite frío y todo su cuerpo se vuelve helado como (...) nieve. En tercer lugar: cuando sus poderes se presentan ante él, los mira y observa lo que hay en su corazón; durante el tiempo que se detienen ante él, observa en su rostro lo que hay en su corazón. Si se retiran y se alejan de él, no sabe lo que pasa en su corazón. En él no hay vida; pero su vida es la bilis de la ira, visible (?) en su rostro, y en su miedo (...) prisión (?) que hay ante él. He aquí, no os cubráis, mis bienamados, las formas de este príncipe, raíz de todos los males que matan y lugar de toda abominación. Mas guardaos de su influencia y de su doctrina maléfica que habita en vuestro cuerpo, para que no se puedan mezclar con vosotros, ni corrompan vuestra dulzura ni cambien vuestra verdad en mentira. Por el contrario, volveos celosos y perfectos en presencia del espíritu de la verdad que se os ha revelado a fin de que vosotros (...) corazón, que os eleven a las alturas, y que heredéis la vida, por los siglos de los siglos». HENRI-CHARLES PUECH. Le prince des ténèbres en son royaume Plaident également dans le même sens, quoique moins directement, les témoignages de divers auteurs arabes (IBN AN-NADÎM, dans FLUEGEL, Mani, p. 90 (et cf. p. 186, n. 77 et p. 240, n. 140); SHAHRASTANI, Religionspartheien, I, p. 287, trad. HAARBRUECKER (avec les corrections indiquées par FLUEGEL, op. cit., p. 240); IBN AL-MURTADA, dans KESSLER, Mani, p. 351. De même, dans le monde lumineux, le « doux souffle » (ou l'Air) est l' « esprit » des quatre autres éléments: le Vent, la Lumière, l'Eau et le Feu.) qui s'accordent à faire de la Fumée opaque à la fois le cinquième des éléments dont, suivant les Manichéens, se composent les Ténèbres, et l'élément recteur des quatre autres, leur « esprit » (cf. mens dans l'Epistula Fundamenti), nommé par la secte al-Humàma. Ailleurs, il est çà et là spécifié que c'est l'Archonte de la Fumée, instigateur et principe de toutes les guerres, ou le Roi des bipèdes, qui a pris l'initiative de l'attaque contre le Royaume de la Lumière et conduit à l'assaut les troupes des cinq genres infernaux (Kephal. VI, p. 30, 25-33): c'est donc lui, sans doute, que l'on doit retrouver en d'autres versions du mythe sous les noms de Roi des Ténèbres (Kephal. XVII, p. 55, 27, XVIII, p. 58, 8; Théodore bar Könaï, dans CUMONT Recherches sur le manichéisme, I, p. 13 et p. 18), ou de Sïmnu (Khuastuanift I B, éd. Et trad. BANG, dans Le Muséon, XXXVI, 1923, p. 145), et qui, après sa victoire, engloutit les cinq éléments lumineux de l'Ame ou de l'armure de ses adversaire, l'Homme Primordial ou Khörmuzta (Ormuzd), et les mêle aux « cinq Fils des Ténèbres » ou aux cinq éléments obscurs dont son corps est formé. En conclusion, le Prince des Ténèbres apparaîtra comme ne faisant avec le premier des cinq Archontes qu'un seul et même personnage, réunissant en lui une double suzeraineté: chef, en son particulier, du Royaume supérieur de la Fumée et maître de l'espèce démoniaque la plus éminente, il est en même temps le monarque - ou, à vrai dire, le tyran - de l'ensemble des cinq zones de l'Obscurité. Tantôt le Prince des Ténèbres est tenu pour le produit de celle-ci ou - ce qui revient au même - de l'Obscurité. Il est engendré par elle, par la « Nuit, mère des Archontes » (Cf., p. ex., Kephal. IV, p. 27, 5-6, ou fragments de Tourfan S 9 et S 13 (« Àz, la mère mauvaise de tous les démon »), dans NGGW, 1932, p. 215. Nos Képhalaïa VI et XXVII disent expressément eux-mêmes que c'est la Matière qui a formé le corps du Prince des Ténèbres. Le psaume CCXLVIII de l'Hymnaire du Fayoum (t. II, p. 57, 18) est plus formel encore: il mentionne, ainsi qu'on l'a vu plus haut, « le Dragon à face de lion et sa mère, la Matière ». D'après Shahrastänï (Religionspartheien, I, pp. 287-288), l'Obscurité enfante l'Archidémon sans conjoint: elle le produit, et les autres démons, à la façon d'une charogne pourrie d'où naissent des larves ou des vers.), et c'est elle qui le pousse à engager avec ses forces la guerre contre les éons de la Grandeur. (Kephal. IV, p. 26, 18-20). Il en est en quelque sorte le fils, un peu comme, dans le mandéisme, l'est de Rühä, la Diablesse monstrueuse qui préside aux « Eaux Noires », le géant Ur, lui aussi « Roi des Ténèbres ». tantôt, en revanche, il apparaît comme équivalant à la Matière elle-même ou comme sa personnification, qui, sous le nom de Diable, se substitue à elle et s'oppose à Dieu en son lieu et place à titre de Principe absolu. (Cf., par ex., TITUS DE BOSTRA, adv. Manich. I, 33, P. G. XVIII, 1120D/1121A ( = SÉRAPION DE THMUIS, adv. Manich. 26, 6-14, p. 41, éd. Casey); ÉPIPHANE, Pan. LXVI, 8, 5, t. III, p. 29, 4-8, éd. Holl; Fauste de Milève, dans SAINT AUGUSTIN, c. Faust. XXI, I, p. 568, 13-15; Khuastuanift I C, p. 145, éd. Et trad. Bang.) Ainsi dans les diverses versions du mythe cosmologique, où l'assaillant du monde de la Lumière et l'adversaire de l'Homme Primordial est identifié, ici, comme on l'a vu, avec le Prince des Ténèbres, là avec la Matière (P. ex., chez Alexandre de Lycopolis, Titus de Bostra, Théodoret, etc.), et où, au cours d'un épisode ultérieur, soit l'un soit l'autre se voit attribuer la création du premier couple humain. (Les traditions sont, à vrai dire, singulièrement embrouillées (principaux textes dans Fr. CUMONT, Recherches sur le manichéisme, I, pp. 42-44 et pp. 73-74). Les unes rapportent à la Matière le mythe de la création de l'homme (p. ex. Acta Archelai, ou le fragment de Tourfan S 9, dans NGGW, 1932, pp. 214-224, où [[biblia:tipologia:adam:start|Adam]] est donné comme l'oeuvre de Âz). D'autres font du Prince des Ténèbres (S. AUGUSTIN, De natura boni 46, p. 884, 27-28) ou de Saclas, « l'Archonte de la Matière », (THÉODORET, Haer. Fab. Comp. I, 26) le père ou le plasmateur de l'humanité. Mais ailleurs Saclas-Ashaqloun est désigné comme « fils du roi des Ténèbres » (Théodore bar Könaï) ou comme un des Archontes de la Fumée (S. AUGUSTIN, De haer. 46). Ibn an-Nadïm (pp. 90-91, trad. FLUEGEL) parle plus vaguement d' « un des Archontes » ou de « l'Archonte », du Désir ou de la Convoitise (al-hirs = Âz) et de la Concupiscence (as-sahwat = Avarzög). ) De là la contradiction des témoignages, dont certains affirment le caractère inengendré, éternel, du Démon (TITUS DE BOSTRA, adv. Manich. I, 33, P. G. XVIII, 1120D/1121A = SÉRAPION DE THMUIS, adv. Manich. 26, 6-14, p. 41 éd. Casey. Moins directement, ÉPIPHANE, Pan. LXVI, 8, 5, t. III, p. 29, 4-8, éd. Holl, et Acta Archalai VII, I, p. 9, 18-23, éd. Beeson ( = ÉPIPHANE, Pan, LXVI, 25, 3, t. III, p. 53, 20-p. 54, 4).), tandis que d'autres nient expressément que Satan ait existé en soi depuis toujours et n'accordent l'infinité qu'aux éléments dont il est sorti. Entendons qu'il est, pour les premiers, un synonyme de la Matière et que les seconds l'envisagent comme une hypostase distincte, émanée de l'Obscurité. {{indexmenu>.#1|skipns=/^playground|^wiki/ nsonly}}