===== PAULO CÓLERA ===== [[ate-agostinho:paulo:start|Paulo Apóstolo]] — CÓLERA Excertos de Roselyne Dupont-Roc, Michel de Goedt, Charles Perrot, Chantal Reyner, Vocabulario de las epístolas paulinas ==== VIDE orge ==== ==== CÓLERA orgé) ==== A los ojos de los griegos, especialmente de los estoicos, la cólera es la irritación o comportamiento agresivo, digna de condenación. La Escritura, sobre todo en los libros sapienciales, condena también al que no domina el soplo de sus narices (Prov 16,32; cf. 15,18). Al contrario, el motivo de la cólera de Dios o de «las santas cóleras» aparece con frecuencia en la Escritura, ya que Dios no puede tolerar el pecado y sólo él puede retribuir y castigar al pecador: pero el Señor no es un Dios de cólera, sino de misericordia (Is 54,7-8). Los Setenta atenúan a veces el antropomorfismo en cuestión, pero no Pablo, que insiste mucho en el motivo de la cólera divina (13 menciones, pero solamente en dos cartas: 1 Tes 1,10; 2,16; 5,9; Rom 1,18; 2,5.8; 3,5; 4,15; 5,9; 9,22; 12,19; 13,4-5). Las cartas deuteropaulinas no recogen este tema y exhortan más bien a los creyentes a no ceder a ningún movimiento de cólera (Ef 4,26.31; 6,4; 1 Tim 2,8; Tit 1,7): para casos semejantes Pablo prefiere utilizar la palabra griega thymos, que significa también «ira, arrebato» (Gál 5,20; 2 Cor 12,20). Así pues, el apóstol recoge el motivo veterotes-tamentario de la cólera de Dios, acentuando incluso su fuerza y adoptando entonces un punto de vista objetivo (no subjetivo): la cólera divina declara la condenación del pecador y el tiempo de la cólera designa el juicio escatológico, que ha comenzado ya ahora con [[biblia:figuras:nt-personagens:cristo:start|Cristo]], antes de manifestarse por entero en el día de la cólera (Rom 2,5). La palabra «cólera» se opone entonces a la de «justicia de Dios», en el sentido paulino de gesto salvador de Dios en favor de los creyentes (Rom 1,16-18); o simplemente, a la palabra «salvación» (1 Tes 5,9). Entonces el pecador, ese vaso de cólera, se convertirá en vaso de misericordia (Rom 9,22-23). Y si la ley produce el pecado y la cólera (Rom 4,15), la fe en Cristo arranca ya al creyente de la cólera que viene, y por tanto del juicio escatológico. Al contrario, los pecadores, incluidos los judíos perseguidores, ven cómo la cólera de Dios se abate sobre ellos (1 Tes 2,16; pero Rom 9-11 matizará luego, casi podríamos decir que corregirá, este juicio que había hecho prematuramente). Entre tanto, el creyente no tiene que tomarse la justicia por su mano: dejad que actúe la cólera de Dios (Rom 12,19). {{indexmenu>.#1|skipns=/^playground|^wiki/ nsonly}}