===== CLEMENTE TRABALHADORES VINHA ===== [[ate-agostinho:clemente:start|Clemente de Alexandria]] — [[evangelho-de-jesus:parabolas-evangelicas:trabalhadores-da-vinha:start|Trabalhadores da Vinha]] ==== Gnosticismo ==== === Antonio Orbe === ''[[gnosticismo:orbe:aopesi:start|Parábolas Evangélicas em São Irineu]] Clemente Al. se orienta, como [[ate-agostinho:tertuliano:start|Tertuliano]], hacia el premio, no hacia el trabajo. Para la tradición griega de mejor ley no hay verdadera disciplina filosófica aparte la oral. «Mas el que habla mediante memorias, se santifica ante Dios proclamando estas cosas por escrito, sin ánimo de lucro ni por vanagloria, sin dejarse prevenir del impulso, ni esclavizar del temor ni excitar del placer, sólo gozando de la salud de sus lectores — de que ni siquiera participa al presente — . Nutriendo, empero, la esperanza de recibir la recompensa que le será ciertamente otorgada de parte de quien prometió dar a los operarios (de la viña) el salario merecido» ([[ate-agostinho:clemente:stromata:stromata-i:start|STROMATA I]]). La última cláusula alude a Mt 20,3. Clemente no especifica el salario. Mediante la aplicación de la parábola a «quien prometió dar a los obreros el salario merecido», esto es, a Dios, indica en forma implícita el simbolismo del denario. «Hay que imitar en lo posible — agrega poco después — al Señor. Aquel cumple la voluntad de Dios que recibe como don y otorga como don y toma como salario digno la ciudadanía misma (de Dios)» [[ate-agostinho:clemente:stromata:start|Stromata]] I). El escritor ha de sacrificar todo interés. Aun así se columbra el sentido de la politeia divina allá donde mejor se cumple. Dios sabrá retribuirle conforme a su promesa. Unas líneas del Strom. IV despejan la incógnita. «Porque en (la casa del) Señor hay salarios y mansiones muchas (cf. lo 14,2), con arreglo al régimen de vida. Pues 'quien recibiere — dice (Mt 10,41s) — a un profeta a título de profeta, obtendrá recompensa de profeta. Y quien acogiere al justo a título de justo, obtendrá recompensa de justo. Y quien recibiere a uno de aquestos discípulos pequeños, no perderá el salario". Y de nuevo, significó (el Salvador) las diferencias de la virtud, según el mérito (y) las generosas retribuciones (de ella), por medio de las horas (prima, tercia, sexta, nona, undécima) desemejantes en número. Añádase también (cómo) mediante el salario (= el denario) igual, conferido a cada uno de los obreros — esto es (mediante) la salud indicada por el denario — significó la justicia por igual para quienes habían trabajado en horas desiguales. Labrarán, pues, conforme a las mansiones adaptadas a los premios de que se hicieren dignos, cooperando a la dispensación y culto inefable. 'Mas quienes hubieren sido, al parecer, llamados en manera particular a un género de vida santo — dice Platón —, ésos son los que, liberados y sueltos de aquestas como prisiones de la tierra, llegan arriba a una habitación pura'. Y con mayor claridad aún enseña (a continuación) lo mismo: 'Y entre esos mismos, los que se purificaron bastante en (virtud de la) filosofía, viven completamente sin cuerpos para siempre', si bien (Platón) les otorga ciertas figuras, a unos aéreas, a otros ígneas. (Y) todavía agrega: 'Y alcanzan habitaciones más hermosas aún que éstas, que ni es fácil describir ni hay tiempo bastante por ahora (para ello). Con razón, pues (dijo el Salvador en Mt 5,4): 'Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados'» ([[ate-agostinho:clemente:stromata:stromata-iv:start|STROMATA IV]]). Igual que Tertuliano, el alejandrino Clemente concilia la unidad del denario = salud, a que como a salvación única son llamados los hombres, con la diferencia gradual en su fruición, según méritos de cada uno. Como el africano, cita lo 14,2: «En casa de mi Padre hay multitud de moradas». Argumento decisivo de la pluralidad en medio de la unidad. «Porque el Señor — parafrasea Clemente — tiene salarios y mansiones en número, a proporción del régimen (más o menos meritorio de vida)». Alude a la parábola de los que fructificaron como 30, 60 y 100 Mt 13,8ss), completando la de Mt 20,1ss (STROMATA IV). Aduce las distintas recompensas (de Mt 10,41 s) con arreglo a la dignidad de profeta, de justo, de simple discípulo. Y sobre todo alega en forma decisiva Mt 20,1ss. En vez de urgir el salario único, destaca primeramente — por medio de las horas, desemejantes en número — las retribuciones varias según el mérito. Y resuelve, en segundo término, el reparo obvio: la disparidad de frutos — como 30, 60 y 100 — con el denario pagado igualmente a todos, sin consideración al tiempo. Otros habían hecho valer la parábola (de Mt 20,1-16) para relevar la salud única de los predestinados frente a las dos 'salvaciones' — animal y espiritual — de los valentinianos. Y acudían a otras (v.gr., a la del sembrador: Mt 13,4ss) para graduar — dentro de la salus una — su posesión. Juntando varias parábolas, llegaban, como Tertuliano, a la unidad esencial (cualitativa), con multitud de grados (cuantitativa). Clemente resume ambos aspectos sin salir de la parábola de los obreros. El denario simboliza, en su unidad, la de la salvación. Las pagas, según las horas, en su desigualdad (cronológica) de trabajo, los grados de la salud. Discurre el alejandrino — sin formularla explícitamente — sobre una curiosa hipótesis: aparte el denario con que el amo igualó, según el trato convenido, a todos en justicia, fueles pagando — al margen — con arreglo a las horas de trabajo. Justifica tal proceder descubriendo en la retribución dos aspectos: a) la vertiente divina, «dispensación y culto inefable»: aquello a que se obligaron todos; mejor aún, aquello que Dios les prometió en premio al trabajo en su viña; b) la vertiente humana, el trabajo (voluntario y libre) desigual que ponen los hombres cooperando synergoi) a la divina dispensación y culto. El mero trabajo, por libre convención con Dios, en su viña, merece al hombre — aparte otras medidas de tiempo, cansancio, calor... — el denario. Lo demás que con arreglo a las disposiciones particulares ponga el individuo se traduce en diferencia de frutos (como 30, 60, 100), que Dios retribuye puntualmente — al margen del contrato inicial — con mansiones distintas, proporcionadas a los méritos. El hombre coopera en efecto a la dispensación general trabajando más o menos. Semejante labor no le merece nueva salud; sí nuevos grados en su posesión. Las citas del Fedón 114bc ratifican tal diferencia según la mayor o menor pureza adquirida aquí en virtud (= filosofía). --- {{indexmenu>.#1|skipns=/^playground|^wiki/ nsonly}}